CONOCER, AMAR, CONSERVAR

20.09.2013 12:17

CONOCER,  AMAR, CONSERVAR

 

Los delfines mulares o de nariz de botella son uno de los cetáceos más conocidos de todos. Debido a series como “Flipper”  o por ser los grandes protagonistas de los espectáculos de los delfinarios de medio mundo, estos delfines son muy populares entre niños y adultos. Pero, ¿realmente conocemos a este animal de perpetua sonrisa? ¿Somos conscientes de que vive mucho más cerca de lo que imaginamos? La respuesta a estas preguntas en muchos de los casos es no.

 

Vivimos en un mundo tan prefabricado, tan artificial,  estamos tan inmersos en nuestro día a día urbano y autómata que no nos paramos a reflexionar y a mirar a nuestro alrededor. Vivimos en un enclave privilegiado, especialmente en lo que a biodiversidad se refiere. España alberga la mayor diversidad de Europa, en nuestro país se encuentran más del 80% del total de especies de plantas vasculares que hay en Europa y más del 50% de la especies de animales y, desgraciadamente, lo que debería ser motivo de orgullo y preocupación por su conservación suscita, en numerosas ocasiones, simplemente indiferencia.  Uno de los casos más destacados es el desconocimiento tan generalizado que hay sobre las poblaciones de cetáceos de nuestras costas.  Aunque hoy en día las cosas están cambiando, el cambio se está produciendo todavía muy lentamente.

 

Es muy común encontrarse con respuestas negativas y rostros de sorpresa ante preguntas como: ¿Sabía que existen orcas en el Estrecho de Gibraltar?, ¿Sabía que puede ver delfines mulares desde las costas de Benidorm? o ¿Sabía que la segunda ballena más grande del mundo, el rorcual común, pasa anualmente frente a las costas de Valencia visible incluso, en algunas ocasiones, desde la mismísima playa de la Malvarrosa?

 

Por ésta y muchas otras razones se hace tan necesaria la educación ambiental, más allá de campañas de sensibilización sobre reciclaje y buenas prácticas en el hogar y en nuestra vida cotidiana que, por otro lado, son absolutamente necesarias, tenemos que hacer llegar a toda la población información también sobre la gran riqueza faunística y florística de nuestro territorio y más particularmente, en este caso, de nuestras mares y costas. Numerosos son los equipos de investigación que trabajan en España con especies de flora y fauna salvaje y realizan una magnífica labor pero tras tantos años de esfuerzo y trabajo hay que esforzarse también en la difusión de los resultados de su investigación, ya que de otra manera el fin último de sus trabajos quedará sesgado.

 

Cada vez más campañas y proyectos se enfocan hacia la difusión de los conocimientos que se van adquiriendo sobre la inmensa riqueza terrestre y marina de nuestro país. Muchos son los grupos que actualmente están trabajando para hacer llegar a la población toda esta información y, por nuestro lado,  el lado de la sociedad, hemos de tomar cartas en el asunto e implicarnos en la conservación de esta riqueza que nos rodea y que forma parte de nuestras vidas.

 

La conservación de este patrimonio natural nos concierne y nos afecta a todos. Nos tenemos que plantear preguntas cómo: ¿Qué puedo hacer yo para contribuir a que esta especie no desaparezca o que este entorno no se destruya? ¿Qué supone que desaparezca?  ¿Me afecta en algo?  Por difícil que nos parezca,  todos y cada uno de nosotros podemos aportar nuestro granito de arena a la conservación de esta biodiversidad. Y seamos conscientes de que somos parte de ella y de una manera u otra nosotros también nos veremos afectados por su desaparición. Todo está interrelacionado e incluso la decisión que tomemos a la hora de comprar un producto u otro en el supermercado local puede estar influyendo en el estado de conservación de los orcas del Estrecho, las poblaciones de delfines listados del Mediterráneo occidental o las praderas de Posidonia oceanica del Mar de Alborán.

 

Así que cada pequeño gesto cuenta y cada lección aprendida y transmitida a las nuevas generaciones es un paso de gigante hacia la protección de nuestro entorno y nuestros recursos, porque la conservación está en mano de todos.

 

“Al final conservaremos sólo lo que amemos, amaremos sólo lo que entendamos, entenderemos sólo lo que se nos enseñe”, Baba Dioum, ecólogo y conservacionista senegalés.

 

 

 

Ruth Quiñones Gómez